
Pérez-Llorca se lanza a la conquista de Latinoamérica | Negocios
Apenas han pasado 20 días desde que el bufete Pérez-Llorca selló su integración con Gómez-Pinzón, uno de los colosos del derecho colombiano. Se trata de un matrimonio estratégico que replica la fórmula que ya ensayó hace un año en México con la firma González Calvillo. La internacionalización, que arrancó en 2023 con la apertura de la oficina de Lisboa, se ha convertido en un plan maestro ejecutado a ritmo vertiginoso. En poco más de veinticuatro meses, la firma dirigida por Pedro Pérez-Llorca ha tendido un sólido puente con Latinoamérica. Hoy, su bandera ondea ya en cuatro jurisdicciones: España, Portugal, México y Colombia. La pregunta es inevitable: ¿cuál será el próximo paso en esta expansión?
“La verdad es que me lo preguntan amigos y clientes. Y siempre les respondo lo mismo: por más que lo intento, no consigo recordar el futuro”, contesta enigmático su socio director, Pedro Pérez-Llorca (Madrid, 1968), durante la entrevista con EL PAÍS, mientras contempla los rascacielos que escoltan las oficinas de la firma que dirige en la Torre Foster, dentro del complejo financiero de las Cuatro Torres de la capital.
No se sabe si guarda ases en la manga o si, simplemente, juega con las cartas que van llegando. “La integración de México y la de Colombia vienen impulsadas más por la ilusión de hacer una firma mejor que por sesudos análisis económicos”, asegura al ser interrogado sobre posibles flujos de inversión adicionales. Con su desembarco en Latinoamérica, Pérez-Llorca pisa el acelerador y eleva la facturación global de la firma hasta los 230 millones de dólares (unos 200 millones de euros al tipo de cambio actual) en los últimos 12 meses. El bufete encadena ya una década creciendo a doble dígito y ha multiplicado por cinco sus ingresos. En el ejercicio 2024 facturó 165 millones de euros, un 33% más que el ejercicio anterior.
¿Tiene techo el fenómeno Pérez-Llorca? Una pregunta que planea desde hace tiempo en los corrillos del sector legal. Su socio director pone los pies en la tierra: “No hay ningún secreto. El crecimiento de Pérez-Llorca no es excepcional. Somos una firma grande, con más de mil personas y una facturación muy relevante. Pero hay tres firmas de origen español que son aún más grandes [Garrigues, Cuatrecasas y Uría Menéndez]. Nuestra curva de crecimiento se parece mucho a la que vivieron estos despachos cuando estaban en el punto donde nosotros estamos hoy. Nos va muy bien, sí, pero no creo que debamos presumir demasiado”, argumenta su principal directivo.
Cruzar el Atlántico para consolidarse como una firma de peso en Latinoamérica ha sido el eje estratégico en los últimos años, sin descuidar el pulso del negocio en Portugal y España. Las recientes alianzas han funcionado como una llave maestra para “penetrar en el mercado muy bien y rápido y ofrecer un buen servicio desde el primer día”, afirma Pedro Pérez-Llorca, quien pronostica que la concentración de firmas será tendencia en Latinoamérica.
A un año de aquel salto, el aterrizaje en México ha resultado tan fructífero que “nos hemos dicho: vamos a por otra [Colombia]”, cuenta. En el mercado legal del país azteca ya se nota el burbujeo de su presencia: “Hemos hecho buenas incorporaciones de abogados y socios y estamos haciendo movimientos entre oficinas. Tenemos planeado que un socio de Pérez–Llorca México vaya a la oficina que tenemos en Nueva York y que un abogado mexicano venga a Madrid”, avanza el socio director.
“Nosotros pensamos que crecer e internacionalizarse es lo que debemos hacer como empresa para ofrecer más soluciones a los clientes justo donde tienen sus retos y oportunidades a la gente que trabaja en Pérez- Llorca”. Así resume la filosofía de la firma. Esta sed de mundo es, en cambio, disruptiva en un sector tan tradicional. Lo más difícil de dirigir un bufete, confiesa Pérez-Llorca, es “salir del conservadurismo propio de los abogados y actuar como empresario más que como gestor”.
Gestión del talento
Crecer más y crecer mejor no son caminos excluyentes, afirma. “En nuestro caso, las ventas por abogado aumentan con la facturación”. Sobre la rentabilidad, matiza: “A menudo se alude con ello a la retribución de los socios, algo que me importa mucho, pero también me importa la de los que lo serán”. Actualmente, el salario medio de un asociado se sitúa en 73.448 euros.
Para Pedro Pérez-Llorca, su equipo es una prioridad. “De lo único que presumo es de que en nuestra organización trabajan mil personas”, asegura. Hace tres años, la firma sacudió el mercado del talento joven al fijar la retribución de los abonados juniors en 45.000 euros en el primer año y 50.000 en el segundo. “Yo no hablaría de guerra de sueldos, esto va de Adam Smith y la mano invisible: hay oferta y demanda”, afirma. Y añade: “A medida que la firma gana en productividad, se puede retribuir mejor a las personas”.
No es ningún secreto que la retención del mejor talento es uno de los principales desafíos en el sector. “La retribución es condición necesaria, pero no suficiente. Tienes que ofrecerles un proyecto, y ganar dinero no lo es”, recalca convencido.
En un par de años cumplirá tres décadas al timón de la firma, algo destacable en el sector. “Puntos de inflexión recuerdo muchos, dos o tres cada año; ahora estamos ante uno de los más importantes que es pasar de una jurisdicción a operar en cuatro. Somos una firma española, portuguesa, mexicana y colombiana. Y lo hemos hecho en apenas dos años. Es ilusionante”, cuenta sobre el bagaje. Cuando se le invita a echar la vista atrás, responde reflexivo: “Al Pedro Pérez-Llorca de hace 30 años le diría que se podría haber ido un poquito más rápido”.
La revolución de la IA
La inteligencia artificial (IA) ha transformado el sector legal. “Somos una firma muy distinta a la que éramos hace cuatro años; yo la uso casi a diario”, afirma Pedro Pérez-Llorca sobre el impacto de la IA en el bufete que dirige. Este año, la firma ha incorporado como socia a Sara Molina, experta en legaltech, para acelerar esta revolución. Este fichaje “contribuye al servicio al cliente y a nuestro propio desarrollo”, señala el socio director del bufete. Como explica, la estrategia responde a una doble necesidad: por un lado, es una demanda de los clientes, que buscan respaldo para tecnologizar sus asesorías; por otro, es clave para la eficiencia operativa del propio despacho. El cambio generacional acompaña: el 47% del equipo ya pertenece a la generación Z.