
Julie Sweet, presidenta de Accenture: “Ser resiliente es clave, pero cuando muchos se paran toca tomar decisiones valientes” | Negocios
Julie Sweet (Tustin, California, 1967) se define a sí misma como una “reinventora”. La presidenta y consejera delegada de Accenture —la mayor consultora tecnológica del mundo— sostiene que ese mismo espíritu impregna a los casi 800.000 empleados que integran la firma. “Toda nuestra estrategia gira en torno a ayudar a nuestros clientes a reinventarse, ya sea para ganar eficiencia o para impulsar el crecimiento”, señala. Sus palabras no son retórica vacía. En noviembre de 2022, solo una treintena de empleados estaban involucrados en proyectos de inteligencia artificial (IA) generativa, repartidos entre el laboratorio de investigación y desarrollo y varios clientes. Menos de tres años después, más de 500.000 personas en la compañía han recibido formación en esta tecnología, y el equipo dedicado a datos e IA ha crecido de 40.000 a 70.000 profesionales. “Eso es lo que yo llamo una reinvención”, resume Sweet.
La empresa ha capitalizado su apuesta por la IA: en su último trimestre fiscal, registró ingresos por 1.800 millones de dólares (unos 1.570 millones de euros) derivados de esta tecnología. “Invertimos más de 1.000 millones al año en capacitar a nuestra gente”, dice la responsable de la empresa, que es una experta en cambios que dejan huella. En 2019 se convirtió, nueve años después de su llegada, en la primera consejera delegada en dirigir Accenture. En 2021 también le fue encomendado el cargo de presidenta. En los últimos seis años, la capitalización de la compañía —con sede en Irlanda, pero que cotiza en la Bolsa de Nueva York— se ha disparado un 85% y sus ingresos anuales han crecido un 37%, hasta superar los 65.000 millones de dólares.
La revista Fortune atribuye el crecimiento de Accenture a su agresiva estrategia de adquisiciones, que ha dejado de ser algo puntual para convertirse en una constante. Solo el año pasado, la compañía cerró 46 operaciones por un valor de 6.600 millones de dólares. Tanto Fortune como Forbes han incluido a Sweet entre las mujeres más poderosas del mundo. Time, por su parte, considera a esta graduada en Artes por Claremont McKenna College y doctora en Derecho por Columbia, una de las personas más influyentes del planeta. Su visión sobre las tendencias que transformarán la economía —hace años, por ejemplo, vio en la nube el fuguro del almacenamiento de datos— la han convertido en una referente para consejeros delegados de grandes bancos, multinacionales del sector alimentario y energéticas. “Aunque cada mercado y cada sector son distintos, la mayoría de los altos directivos enfrentan retos y oportunidades similares”, afirma durante una visita a Madrid a finales de julio.
El contexto al que se enfrenta Sweet está lleno de grandes incertidumbres: guerras comerciales y conflictos armados, que generan mayor volatilidad en la economía. “En momentos como estos, nuestros clientes nos necesitan más que nunca”, explicó la representante de la empresa en junio pasado, durante una conferencia con expertos del mercado. “En todos los consejos de administración, en todos los sectores, nuestros clientes no se enfrentan a un único desafío: se enfrentan a todos al mismo tiempo”, según indicó la presidenta de esta empresa presente en más de 120 países. Sweet —hija de un pintor de coches y madre peluquera, fieles creyentes del sueño americano y del poder de la educación— explica que, desde que tomó las riendas de la compañía, el mundo ha atravesado por distintos eventos que la han hecho ganar perspectiva sobre cómo abordar un momento de confusión como el que se tiene ahora. “Creo que estamos en una etapa de reequilibrio de los países”, comenta a EL PAÍS.
En lugar de centrarse en un evento específico —como el aumento de los aranceles por parte de EE UU—, Sweet prefiere encender las luces largas y desglosa una receta con tres ingredientes para sobrellevar el camino. “El primero es la importancia de aprovechar las oportunidades en tiempos de incertidumbre”. Las compañías líderes están pensando en cómo usar este momento para dar un salto hacia adelante y la mejor forma de hacerlo, en su opinión, es abrazando aún más el cambio, en lugar de enfocarse solo en la resiliencia. “Ser resiliente es clave, sí, pero en estos momentos, cuando muchos se detienen o se vuelven más cautelosos, toca tomar decisiones valientes y diferenciarse”. El segundo mensaje que deja es la necesidad de una nueva forma de planificación.
Rapidez de reflejos
Sweet indica que la volatilidad económica requiere de una agilidad distinta: los consejeros delegados tienen que estar preparados para reaccionar rápido. “Tienen que fortalecer esa capacidad de adaptación”, resalta. El último punto a destacar tiene que ver con las personas que integran una empresa y el poder de transformación productiva que puede tener una tecnología como la IA. “Es una herramienta muy poderosa, pero solo funciona si también transformas a tu fuerza laboral”, resalta. Un 55% de las grandes compañías españolas invierte en IA a gran escala, de acuerdo con la presidenta de Accenture. Pero, de igual forma, estas organizaciones tienen que apostar por capacitar y formar a sus equipos, pues solo así se logra la transformación real que les permita dar ese salto hacia adelante. “El verdadero valor de la IA surge cuando se reimaginan los procesos”. Globalmente, por ejemplo, Accenture ayuda a Air France KLM en su transformación digital al migrar sus aplicaciones heredadas a la nube y utilizar IA para mejorar la eficiencia en vuelos de pasajeros, servicios de carga y mantenimiento de aeronaves.
También colabora con Fincantieri, uno de los mayores constructores navales, en la creación de un ecosistema impulsado por IA que permite operar buques más inteligentes e interconectados. Con Pfizer, aplica IA generativa y tecnologías para automatizar procesos de soporte, reducir costes y capacitar a sus empleados. Y con Nestlé desarrolla una plataforma en la nube que permite generar réplicas virtuales en 3D de sus productos y así acelerar la producción de contenido de marketing personalizado, lo que ha reducido en más del 70% los costes y los tiempos. Prácticamente, cada trimestre, unos 30 clientes cierran contratos con Accenture por más de 100 millones de dólares. “Eso refleja cómo están invirtiendo las empresas: se enfocan en transformaciones grandes que realmente generan impacto, y eso es una consecuencia directa de varios años de volatilidad”, subraya Sweet.
En esta historia, España sobresale. El mercado nacional tiene un papel estratégico en dos frentes: como polo de talento y como motor de ingresos. “Es una plataforma de lanzamiento para nuevas innovaciones”, destaca la consejera delegada de la consultora. Un ejemplo es la colaboración con Navantia, el astillero público, a quien Accenture ha ayudado a reducir un 20% los costes de fabricación gracias al uso de tecnologías avanzadas como los gemelos digitales. “Este tipo de proyectos son clave para reforzar la competitividad de España y de su tejido empresarial”. Entre los sectores con mayor potencial, Sweet señala al sector público como uno de los más dinámicos, debido al aumento en el presupuesto en defensa. “[El incremento] tendrá un efecto macroeconómico positivo”, concluye.