Sanidad “recuperará” el empaquetado neutro del tabaco en el trámite legislativo: así es la guerra entre la industria y las organizaciones sanitarias | Legal

La ministra de Sanidad, Mónica García, “tiene la intención de recuperar” el empaquetado neutro del tabaco “durante la tramitación de la norma”. Así lo confirman fuentes del Ministerio a Cinco Días. El Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo espera que lo haga vía enmienda. Y es que, aunque la semana pasada el Consejo de Ministros aprobó el anteproyecto que amplía los espacios sin humo o prohíbe el consumo de tabaco a menores -más allá de la venta-, esta medida, rechazada por las tabaqueras, quedó fuera “por falta de acuerdo en el Ejecutivo de coalición”.

El empaquetado genérico consiste en eliminar todos los signos visuales del envase y sustituirlos por un color neutro. Respetando las advertencias sanitarias, el paquete solo incluye el nombre de la marca en tipografía estándar de tipo reducido. Pero ¿por qué genera tanta división? Sus defensores justifican que comportaría efectos positivos en la salud, especialmente en la de adolescentes y jóvenes, al desincentivar el consumo de tabaco. Por el contrario, sus detractores contraargumentan que este objetivo es ineficaz y que la ausencia de logos y colores favorecería la falsificación.

“Dado que la publicidad del tabaco se encuentra prohibida, el envase se ha convertido en una herramienta clave para la industria. Le permite otorgar visibilidad a sus productos” y atraer “a los más jóvenes”, al asociar el envase con “valores como el glamour o el estatus”, dice Noa Rey, secretaria de la Junta Directiva del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo. Defiende que, al eliminar los signos visuales, se reduce su atractivo. Esta medida está contemplada en el Convenio Marco para el Control del Tabaquismo de la Organización Mundial de la Salud, ratificado por España.

En el otro lado está la Asociación para la Defensa de la Marca (Andema), que se opone a la iniciativa de Sanidad por ser “desproporcionada”. En palabras de su director general, Gerard Guiu, “supone de facto la eliminación de la marca, impidiendo que la enseña pueda ejercer sus funciones de identificación y diferenciación”. Según la Mesa del Tabaco, que representa a toda la cadena de valor (agricultores, fabricantes, estancos…), generaría un agujero de 460 millones de euros.

Jurídicamente, el empaquetado neutro es una medida controvertida porque afecta al pulmón de las tabaqueras: la ley de marcas y la de competencia desleal. En opinión de Carolina Montero, socia de Propiedad Intelectual e Industrial en Ecija, este envase “choca frontalmente con la función esencial de la marca: la distintiva”. Y ello porque, aunque se conserve el nombre -por ejemplo, Camel-, desaparecen los elementos identitarios del paquete como el color amarillo y el camello, un símbolo en el caso de los cigarrillos de Japan Tobacco.

Además, este tipo de homogeneización “puede generar errores de compra”, especialmente entre marcas con nombres menos conocidos. Las más perjudicadas serían aquellas que durante años han invertido esfuerzos en construir un reconocimiento visual, como Marlboro, identificable por la montaña roja encima del nombre, o Lucky Strike, por el círculo rojo. “Esto supone un riesgo de confusión, lo que va en contra del principio de claridad e información”, sostiene.

Pese a ello, la prohibición de utilizar los elementos gráficos estaría justificada por “la necesidad de proteger la salud pública, que es el bien jurídico superior”, argumenta Alejandro Falcón, socio director de Falcón Abogados. En su opinión, el empaquetado neutro “no puede considerarse un acto de competencia desleal en tanto que obedece a una obligación legal y no a una conducta de un operador que intenta sacar un beneficio ilícito”. El letrado sostiene, además, que la falta de uso de la marca no conllevaría su caducidad por tratarse de “una obligación impuesta por la nueva normativa”.

El caso de Australia

La tormenta desatada por el empaquetado genérico no es exclusiva de España. El caso de mayor relevancia tuvo lugar en Australia, que se convirtió en el primer país en implementarlo en 2012. Allí se produjo una intensa batalla entre el Gobierno y la industria tabaquera. El sector impugnó la constitucionalidad de la ley sobre la base de que equivalía a una adquisición de sus derechos de propiedad intelectual e industrial y fondo de comercio. La normativa escaló hasta la Organización Mundial del Comercio, que en 2020 confirmó, en última instancia, que Australia no contraviene ninguna norma comercial. En Reino Unido, Francia, Bélgica o Noruega también se sucedieron procedimientos relacionados con el paquete genérico, aunque las peticiones de la industria no prosperaron.

Desde el punto de vista regulatorio, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) criticó en febrero los argumentos de Sanidad. El Ministerio justificaba que la industria tabacalera “cuenta con importantes recursos” para adaptar sus procesos productivos, amparándose también en la experiencia de otros países que lo han implantado. El organismo presidido por Cani Fernández dijo que esas razones “no acreditan suficientemente su correcta adecuación a los principios de buena regulación” y que el Ministerio no aportaba evidencia sobre los efectos que la medida “pueda haber tenido en otros países”.

Precisamente, los actores implicados discuten si el paquete genérico puede favorecer la falsificación de tabaco, en la medida en que sería más sencillo de copiar, con la consecuente repercusión en la destrucción de empleo y de ingresos en las arcas públicas. Para ello, acuden a la experiencia de una veintena de países que lo han adoptado, como la pionera Australia o, en el entorno europeo, Francia o Reino Unido.

Falsificaciones

Cabe señalar que hay numerosos informes al respecto, algunos financiados por la industria tabacalera y otros por organizaciones científicas. Uno de la Revista Europea de Salud Pública ya sostenía en 2012 que la compra de tabaco legal o falsificado no está condicionada por el tipo de empaquetado, sino por el precio y la disponibilidad. Otro de 2023, de la Asociación Médica Estadounidense, sugiere que los envases estandarizados de cigarrillos electrónicos en Gran Bretaña se asocian con la disminución del atractivo entre los jóvenes, específicamente no fumadores ni vapeadores, aunque no en fumadores adultos.

Andema suele citar análisis de escuelas de negocios sobre el impacto del empaquetado genérico en Reino Unido, Francia y Australia, concluyendo que “los datos disponibles no respaldan la efectividad” de la medida y que “existen indicios de que podría haber tenido un efecto contrario”. La ausencia de una marca reconocida, insisten, “aumenta el riesgo de contrabando”.

Al pronunciarse sobre la propuesta de Sanidad, la CNMC dijo que, “sin descartar que teóricamente pueda producirse un descenso del consumo de tabaco”, el ministerio no aportaba “evidencia científica ni estadística” suficiente para eliminar “una de las pocas variables competitivas que quedan en un mercado fuertemente intervenido”. También apuntó a “potenciales alternativas”, como “garantizar que la información sobre riesgos para la salud sea lo más transparente posible, la restricción de estrategias de marketing para proteger a jóvenes” o “la inspección y sanción a la venta de productos a menores”.

Más allá del tabaco, el temor de las marcas es que el empaquetado neutro pueda contagiarse a otros sectores, como el del “marketing de bebidas alcohólicas, dulces, snacks salados y bebidas azucaradas”, enumera el director general de Andema. Aunque la norma tiene que superar la tramitación parlamentaria, donde no tiene asegurada la mayoría, de convertir en ley el paquete genérico la batalla legal no habrá hecho más que empezar. Como aseguran a Cinco Días algunos despachos de la abogacía de los negocios, están preparados para acompañar a las tabaqueras “a cuantas instancias tengan que llegar”.

“Veneno en cada calada”, los mensajes de Canadá en cada cigarrillo

Además de haber adoptado el empaquetado neutro, Canadá ha comenzado a aplicar advertencias sanitarias en los cigarrillos individuales. Se trata de una política relativamente nueva que entró en vigor el 30 de abril de 2024. Esta política incluye mensajes como “veneno en cada calada”, “los cigarrillos causan cáncer” y “el humo del tabaco perjudica a los niños”. La Organización Mundial de la Salud en un informe de diciembre del año pasado dice que, “si bien la política es nueva y evaluar su impacto en el consumo de tabaco requerirá tiempo, los estudios han demostrado que la eficacia de estas advertencias es alta (95,96)”.

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