Resultados sólidos en Wall Street y expectativas de recorte de tipos, el impulso que mantiene vivas las Bolsas | Mercados Financieros
Tensiones comerciales, sobresaltos en la banca regional estadounidense, desequilibrios fiscales y rumores de burbuja sobrevuelan las Bolsas. Pese a la elevada incertidumbre y a unas valoraciones que dejan poco margen para el error, los inversores aprovechan cada corrección para tomar posiciones a precios más atractivos y mantener la dinámica alcista. El impulso proviene también de las expectativas de recortes de tipos en EE UU y de una temporada de resultados que supera pronósticos, permitiendo a la renta variable seguir escalando posiciones.
La presentación de las cifras del tercer trimestre va ganando ritmo al otro lado del Atlántico y empieza a disipar las dudas sobre la sostenibilidad de las ganancias en Bolsa. El listón era alto y algunas firmas de análisis advertían que, tras las revisiones al alza de los últimos meses, el entorno se había vuelto mucho más exigente. “Durante el trimestre, las estimaciones de consenso aumentaron con fuerza, algo poco habitual, ya que las compañías suelen rebajar las previsiones de los analistas para dejar margen a las sorpresas positivas”, apuntan desde Macroyield.
Tras un primer trimestre en el que muchas empresas evitaron ofrecer previsiones por la falta de visibilidad derivada de los aranceles, en el tercero las cotizadas están superando expectativas. Según datos de FactSet, el 86% de las compañías que han presentado resultados han batido las estimaciones, por encima de la media de cinco años (78%) y de diez (75%). Estos datos sientan las bases para que el crecimiento del beneficio alcance el 8,5% en el trimestre, el noveno consecutivo de avance.
La tendencia positiva es global, y a los máximos de Wall Street se suman los récords del Cac 40 y el Euro Stoxx 50 en Europa, así como los recientes niveles históricos del Nikkei, que el martes volvió a pulverizar sus marcas por segunda sesión consecutiva. A pesar de esta aparente calma, los vaivenes que han registrado en las últimas semanas el oro y la plata detonan nerviosismo en el mercado. Ken Griffin, el fundador de Citadel, considera que las revalorizaciones que sigue acumulando el oro en el año (50%) están enviando una señal de advertencia a los mercados.
Además de batir las previsiones, los analistas destacan que la mejora de los beneficios empieza filtrarse a otros sectores más allá del tecnológico. Excluyendo a los Siete Magníficos (Alphabet, Apple, Amazon, Tesla, Nvidia, Meta y Microsoft), el consenso del mercado prevé un aumento del 6,7% en las ganancias del tercer trimestre. La tendencia podría mantenerse en los próximos meses, con previsiones de crecimiento del 5% para el cierre del año y del 14,6% a doce meses vista.
De hecho, mientras la mejora de los beneficios se va extendiendo a otros sectores, las grandes tecnológicas empiezan a moderar su crecimiento. Tras el aumento del 26,6% registrado en el segundo trimestre, las previsiones apuntan ahora a un avance del 14,9%. Estos incrementos siguen siendo sustanciales, pero tratándose de compañías que capitalizan billones y acumulan revalorizaciones superiores al 100% en los dos últimos años, los inversores buscan comprobar que las expectativas se traducen en resultados reales. Después de años en los que los planes de inversión en inteligencia artificial han dominado las presentaciones de resultados, toca recoger unos frutos que algunos gestores empiezan ya a poner en duda. El 54% de los participantes en la encuesta de Bank of America reconocían que las acciones tecnológicas estaban caras y apuntaban a la burbuja entorno a la IA como la principal amenaza.
Tesla será la encargada hoy de dar el pistoletazo de salida a las cuentas de las grandes tecnológicas. El caso de la automovilística es particular. A los problemas de la industria se suma la personalidad de su fundador, Elon Musk, que se ha granjeado enemigos dentro y fuera de EE UU. Después de cuatro meses al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE son sus siglas en inglés), a finales de mayo anunció su renuncia por las desavenencias con el programa fiscal de la Casa Blanca.
Junto a la campaña de resultados, el otro factor que está marcando el comportamiento de las Bolsas en las últimas semanas son las expectativas de rebaja de tipos. Tras reconocer Jerome Powell que el deterioro del mercado laboral crea las condiciones adecuadas para un recorte la próxima semana, los operadores van un paso más allá y anticipan bajadas de tipos en cada una de las tres próximas reuniones. Con las agencias federales paralizadas desde el 1 de octubre, inversores y responsables monetarios navegan a ciegas. A falta de datos que permitan calibrar la salud de la economía, las firmas de análisis ajustan sus previsiones: ING prevé dos recortes adicionales en lo que resta del año y otros dos en 2026, una más de lo que contempla el Comité de Mercado Abierto de la Fed (FOMC).
La publicación del dato de inflación el próximo viernes será un buen termómetro para testar el impacto de los aranceles a los precios y la capacidad el margen que tiene la Fed para flexibilizar su postura. A diferencia del BCE, cuya máxima es procurar una inflación en el 2%, la institución financiera tiene dos objetivos: procurar el máximo empleo y evitar que los precios se desboquen. Los analistas de ING esperan que la tasa repunte ligeramente desde el 3% al 3,1%. “Es un aumento lento, pero seguirá subiendo, al menos durante los próximos meses”, subrayan.
Salvo en episodios excepcionales como la crisis financiera de 2008 o la del Covid, la historia demuestra que las rebajas de tipos suelen actuar como un estímulo para los activos de riesgo, incluida la Bolsa. Cuando el precio del dinero se modera, el coste de financiación de empresas y gobiernos se reduce, lo que contribuye a sostener la inversión y el crecimiento económico. Según un estudio de Goldman Sachs, la renta variable estadounidense ha mantenido un comportamiento alcista durante los 24 meses posteriores a las rebajas de tipos, siempre y cuando estos recortes se produzcan en respuesta a una recesión.
En este contexto, los mercados parecen moverse al ritmo de la confianza y las expectativas. La combinación de resultados sólidos, la expansión de los beneficios a nuevos sectores y la anticipación de rebajas de tipos por parte de la Fed está permitiendo a la renta variable mantener su impulso, a pesar de la incertidumbre económica y los riesgos geopolíticos.
