
Mejores coches desarrollados en menos tiempo: así es la guarida donde Renault prepara los modelos del futuro | Empresas
Un rombo gigante le informa al visitante que está a punto de entrar en el sitio en el que el grupo Renault guarda sus secretos más importantes, el conocido como Technocentre. Situado en Guyancourt, una localidad al suroeste de París, se levanta esta instalación creada en 1998 que parece una pequeña ciudad, en la que 9.110 trabajadores dan forma a los futuros modelos de las marcas Renault, Alpine, Dacia y Mobilize. Caminando por sus pasillos, en dirección al área de diseño, se observa un gran cartel con la palabra ‘Futurama’. Es el nombre del nuevo plan estratégico que Renault presentará en los últimos meses del año, con el que la compañía quiere seguir la estela de crecimiento que marcó el anterior, el ‘Renaulution’, que logró levantar a una empresa que estaba en la lona.
El nuevo plan será llevado a cabo por un nuevo líder, François Provost, que tiene el difícil encargo de sustituir a un hombre con una sombra alargada en el automóvil como es Luca de Meo, que se marchó al mundo del lujo tras cosechar éxitos en Seat y Renault. Provost deberá lidiar con un entorno desafiante, como él mismo ha admitido en la reciente presentación de resultados, donde la compañía anunció unas pérdidas de 11.185 millones, que se explican por el cambio en cómo la francesa cuenta su participación en Nissan, de la que es la máxima accionista.
Tras la presentación del ‘Futurama’, la compañía tiene marcado 2026 en rojo, ya que será el año del lanzamiento del nuevo Twingo, el cual se diseña y prepara en el Technocentre. Este coche será especial porque será el primero que el grupo logre desarrollar en dos años, un tiempo récord para una automovilística que está enfocada en que “la velocidad es lo más importante”, como admitió el propio Provost en un encuentro con la prensa semanas antes de ser aupado como nuevo consejero delegado. Una de las claves para acelerar y así competir con China es, precisamente, a través del área de diseño, donde Renault cuenta con un ejército de 500 personas en cinco instalaciones repartidas por el globo: a este centro parisino se le suman los de Chennai (India), Bucarest (Rumanía), Seúl (Corea del Sur) y Curitiba (Brasil).
Una de las claves para que el trayecto del diseño de cada nuevo vehículo se recorra más deprisa es la inteligencia artificial y la realidad aumentada, para la que hay una sala especial en el Technocentre. Esta herramienta, “única entre los principales fabricantes de automóviles”, explican portavoces de la empresa, permite que los equipos de diseño trabajen en un entorno híbrido con elementos físicos y digitales. Esto reduce significativamente los tiempos y el coste que suponen los prototipos físicos, según Renault.
Dichos prototipos se hacen en una área específica para ello que funciona como una fábrica en miniatura, la cual desempeña “un papel clave en la transición del diseño digital a la industrialización, garantizando un alto nivel de calidad desde las primeras construcciones”, explican portavoces del fabricante automovilístico.
Sin embargo, uno de los elementos más impresionantes de las 125 hectáreas que conforman el Technocentre —lo que equivale a unos 250 campos de fútbol— se esconde en el centro de simulaciones. Allí, se encuentra una especie de bola gigante que se mueve de formas inesperadas llamada Roads, el Renault Operational Advanced Driving Simulator, por sus siglas en inglés. Esto es un simulador en el que se puede introducir un coche con un conductor y probar situaciones de conducción reales. “Permite a los usuarios conducir el gemelo digital y probar todo tipo de escenarios, incluidos los más peligrosos. Es un valioso complemento a las largas y costosas pruebas de carretera que se realizan al final del proceso de desarrollo del vehículo”, explica la compañía.
Aparte del diseño, la producción de prototipos y un simulador gigante, el Technocentre cuenta a su vez con una sala de control desde la que monitorizar todos los flujos de las cadenas de suministro, lo que permite actuar en tiempo real ante las complicaciones que se puedan presentar en las rutas de transporte. “Nuestras torres de control nos permiten una alta capacidad de respuesta ante las crisis, e incluso anticiparnos a ellas en ocasiones, para minimizar su impacto y asegurar la cadena de suministro en tiempo real, en cualquier parte del mundo”, señala Sébastien Liorzou, director de procesos y cadena de suministro digital de Renault.

Las pruebas más duras, en Aubevoye
A una hora y cuarto del Technocentre, en medio del bosque normando, se encuentra el centro técnico de Aubevoye, donde los vehículos se someten a las pruebas más duras para testar su fiabilidad y la durabilidad de sus componentes. El centro, que emplea a unas 1.000 personas, cuenta con circuitos de pruebas (unas 35 pistas de diferente tipo que suman 60 kilómetros) y laboratorios donde se hacen pruebas electromagnéticas, sónicas y de corrosión, en los que se pueden reproducir “cada situación de conducción”.
Así, la compañía es capaz de simular en estas instalaciones cinco años de uso de un vehículo en tan solo cinco meses. La promesa de Renault es que cada coche aguante como nuevo después de un lustro y que sean seguros, algo que prueban en una zona dedicada exclusivamente a estudiar la respuesta de los ADAS de los coches, los sistemas avanzados de asistencia al conductor. En Aubevoye, unos monigotes inanimados ‘se juegan la vida’ varias veces al día poniéndose delante de unos vehículos que circulan a alta velocidad, pero que siempre paran antes de impactar.