
Los sindicatos se manifestarán mientras se vota la reducción de jornada para presionar a Junts | Economía
Pocas veces ha habido tantos ojos pendientes de una votación de enmiendas como los habrá este miércoles ante la reducción de jornada. Esta anomalía se da porque el Gobierno y la oposición son muy conscientes de la importancia de lo que se vota ese día, del refuerzo al Ejecutivo (y particularmente a su ala más izquierdista) que supondría que la reducción prosiga su camino legislativo y del fracaso a la vista si embarranca tan pronto. Los sindicatos más representativos de España, UGT y CC OO, presionarán para que el escenario que se haga realidad sea el primero, que el proyecto que pactaron con el Gobierno continúe su trámite en la Cámara baja, y para ello se manifestarán el miércoles por la tarde frente al Congreso en Madrid y en otras ciudades de forma simultánea mientras se votan esas enmiendas.
Así lo han anunciado este lunes en rueda de prensa los jefes de ambos sindicatos, Unai Sordo (CC OO) y Pepe Álvarez (UGT). “Pedimos que retiren las enmiendas a la totalidad”, ha reclamado Sordo a los grupos parlamentarios de PP, Vox y, especialmente, Junts. “Es paradójico que diputados y diputadas que ganan 100.000 euros al año, con pisos en propiedad, que tienen acciones, despachitos que les puso papá vayan a votar en contra de reducir la jornada a los trabajadores de la hostelería. Dice mucho del sesgo de clase detrás de esta votación”, ha indicado el jefe de CC OO.
El líder de UGT ha dicho que el recorte de jornada “afecta a la columna vertebral de las reivindicaciones y los anhelos de los ciudadanos y ciudadanas de nuestro país; no es de recibo que se pretenda castigar a la inmensa mayoría de personas que queremos que se reduzca la jornada por razones que nada tienen que ver con esta cuestión”.
El Ministerio de Trabajo intenta que Junts cambie de parecer y facilite la tramitación parlamentaria de la norma, pero de momento el grupo de Carles Puigdemont mantiene su enmienda a la totalidad. Si PP y Vox, que también han presentado sus propias enmiendas a la totalidad, apoyan la de Junts el proyecto sería devuelto al Gobierno y Trabajo debería empezar de cero. El departamento de Díaz ya ha avisado de que haría justo eso, que volvería a activar la norma y que, a la vez, aprobaría por decreto el endurecimiento del registro horario (que no necesita convalidación parlamentaria).
En Trabajo insisten en que siguen hablando con Junts, pero el grupo catalán mantiene su negativa y se transmite que hay poco margen para que retiren la enmienda. El grupo de Puigdemont viene deslizando que hay un desacuerdo ideológico de base, como manifiestan en el texto contra la reducción de jornada: en él critican que el Gobierno fíe la solución de varios problemas estructurales de la economía española a la reducción de jornada y también el impacto que la misma tendrá en las pequeñas y medianas empresas.
Justo las ayudas directas y bonificaciones a la cotizaciones para estas compañías son una de las armas de Trabajo para que Junts gire, junto a planes específicos contra el absentismo, pero a la vez en el ministerio saben que hay mucho trasfondo político y que la decisión de los de Puigdemont no depende solo de esas medidas de índole laboral.
Otro de los aspectos más criticados por Junts es que el proyecto solo tenga el apoyo de los sindicatos, que no fuera acordado también con las patronales. CEOE y Cepyme, los negociadores empresariales con el ministerio, rechazaron la norma, al igual que las patronales específicas catalanas. El no es nítido en Foment (asociada con CEOE) y algo más condicionado en Pimec (rival de CEOE y muy vinculada a Junts), aunque desde esta patronal se insiste en que ni el proyecto actual ni las medidas complementarias propuestas por Trabajo son suficientes para que Junts cambie de posición.