Los analistas avalan la compra de Escribano y refuerzan la apuesta por Indra | Mercados Financieros
Las operaciones corporativas están de plena actualidad en el mercado español, más allá de la eterna opa del BBVA sobre el Sabadell. Otra firma del Ibex 35, Indra, ultima los preparativos para comprar la industrial Escribano Mechanical & Engineering (EM&E). La operación buscaría dotar a la cotizada de músculo industrial. Indra ya fabrica y desarrolla soluciones innovadoras en defensa y seguridad en radares y sistemas electrónicos, pero sus capacidades en vehículos terrestre son limitadas. Escribano, por su parte, está especializada en torretas de armamento para vehículos de combate.
En un contexto en el que los planes de rearme europeos ganan peso en las agendas gubernamentales (solamente España tiene previstos planes de inversión en defensa por 34.000 millones), los analistas consideran que la operación es crítica para acelerar los planes de Indra en el área de defensa. “La operación tiene todo el sentido; al tener una mayor integración vertical permite a Indra optar a contratos mayores y de márgenes más elevados, porque participa en toda la cadena de valor y tiene menor dependencia de otros socios”, explica un banquero de inversión que, no obstante, señala también el principal interrogante: “Eso sí, tendrán que afinar muy bien el precio para despejar los fantasmas de conflicto de interés, porque es una situación que no tiene precedentes”.
Ángel Escribano, presidente de Indra desde enero, y su hermano Javier, con un puesto en el consejo, son los propietarios de la firma objetivo y, al mismo tiempo, accionistas de referencia de la compradora. Según los registros de la CNMV, a través del holding Advanced Engineering and Manufacturing los hermanos Escribano controlan el 14,3% del capital de Indra, por detrás del 25,16% de la SEPI. Unos escalones por debajo se encuentra Amber Capital (tiene un 6,23%), principal accionista a su vez del Grupo Prisa, editora de EL PAÍS y CincoDías. Los preparativos de la operación corren a cargo de un comisión especialmente nombrado para impedir este conflicto de intereses.
En este sentido, los analistas de Santander subrayan que la valoración y la fórmula de pago serán los aspectos más sensibles. Las cifras que se manejan en los círculos financieros valoran a EM&E entre los 1.000-1.500 millones, en una operación que se abonaría mediante una ampliación de capital e intercambio de acciones, de modo que Indra pagaría con acciones de nueva emisión a la familia Escribano, que pasaría a ser el primer accionista.
Esta fórmula evitaría a Indra una salida significativa de caja y reforzaría su perfil financiero en un momento de fuerte apetito inversor por el sector defensa. Aunque la compañía mantiene un balance sólido y un calendario de vencimientos cómodo, el esfuerzo inversor de los últimos años la ha hecho pasar de una posición neta de caja de 86 millones en 2024 a registrar una deuda neta de 4 millones a cierre de junio.
A la espera de que la comisión de Indra se pronuncie, las firmas de análisis empiezan a hacer sus cálculos. “Nuestra visión sobre Escribano es que, aunque las preocupaciones de governance son válidas, creemos que la transacción sería estratégica y financieramente atractiva si se ejecuta a una valoración razonable y estructurada en acciones”, señalan los analistas de Kepler Cheuvreux. A la espera de nuevas actualizaciones, los expertos de la firma francesa mantienen la recomendación de comprar sobre el valor.
La compra de EM&E se perfila como una operación clave para Indra en su objetivo de consolidar el sector de defensa y competir, desde un tamaño muy inferior, con grandes actores internacionales como la alemana Rheinmetall o la italiana Leonardo, con un grado de integración vertical en la cadena de valor del que actualmente carece. “Adquirir una compañía de rápido crecimiento y alto margen como EM&E reforzaría la posición de Indra como referente en defensa en España, al unir capacidades tecnológicas avanzadas con sistemas terrestres y soluciones de armamento. Al mismo tiempo, le ayudaría a incrementar su exposición a un negocio en plena expansión”, apuntan los analistas de Kepler.
Después de cerrar 2024 con unos ingresos de 355 millones y un beneficio operativo (ebitda) de 127 millones, los analistas de Santander destacan el ambicioso plan de negocio que planea EM&E. Con la vista puesta en 2030, la compañía espera alcanzar una facturación de 1.300 millones y un ebitda de 410 millones, una tendencia que aspira a capitalizar Indra. Si estas expectativas se cumplen e Indra logra hacerse con Escribano, la compañía daría un paso de gigante para lograr su objetivo de 2030 de que el 50% de su beneficio proceda de la división de defensa.
Los analistas creen que, además de lograr una mayor exposición a un negocio en auge, la compra de Escribano le permitiría ganar masa crítica y posicionarse como un actor clave para adjudicarse contratos más grandes y con mejores márgenes. En la pasada cumbre de la OTAN, España se desmarcó del objetivo de destinar el 5% del PIB al gasto militar, pero sí se ha comprometido a elevar el presupuesto en defensa hasta el 2%. Solo para este año, el Plan Industrial y Tecnológico para la Seguridad y la Defensa contempla una inversión de 10.471 millones, de los que el 80% se destinará a empresas nacionales. “Indra aspira a liderar o participar en la mayoría de los nuevos programas, lo que explica el fuerte aumento que ha experimentado la cartera de defensa”, destacan los analistas de Kepler. La firma gala, de hecho, aprovechó la corrección del verano para reforzar posiciones en Indra e incluirla en su lista de valores preferidos en Iberia. “En un mercado boyante, en el que sus competidores se han revalorizado más, Indra cotiza con descuento”, subrayan.
Sin perder de vista el informe de valoración en el que trabaja la comisión independiente (de la que no forma parte el CEO) y cuya publicación se espera próximamente, el consenso de mercado mantiene un tono optimista sobre la tecnológica española. A pesar de que sus acciones han subido un 121% en lo que va de año y encadenan ya cinco ejercicios de avances en Bolsa —algo no visto desde 2007, el año de los máximos históricos del Ibex 35—, el 66,7% de las firmas que siguen el valor aconsejan comprar títulos de Indra.
“Seguimos viendo un escenario alcista para la compañía, respaldado por la megatendencia estructural del gasto en defensa en España y en Europa”, destacan los analistas de Goldman Sachs. La entidad, en línea con Morgan Stanley, sitúa su precio objetivo en 47 euros, lo que supone un potencial de revalorización del 26,4% desde los niveles actuales. Por encima se sitúan Bernstein, con un objetivo de 50 euros, y la firma independiente Sadif Investment Analytics, que lo eleva hasta los 67,83 euros.
En un contexto marcado por la expansión del gasto militar y las megatendencias en defensa, la tecnológica española se sitúa en el punto de mira de inversores y analistas como un valor con potencial de crecimiento sostenible a medio y largo plazo.
