
La OPEP espera que el crecimiento de la demanda mundial de petróleo se acelere en 2026 | Economía
Ni la guerra comercial ni las tensiones geopolíticas amenazan a corto plazo la demanda mundial de crudo. Esa es la conclusión a la que llega la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). En su último informe mensual, publicado este martes, la entidad mantiene sin cambios el alza de la demanda prevista para 2025 en 1,3 millones de barriles, pero en un signo de optimismo sobre la marcha de la economía, eleva a 1,4 millones el crecimiento para 2026, cuando el consumo debería pasar de 105,14 millones de barriles diarios a 106,52 millones. Son 100.000 barriles más de los que preveía hace un mes.
El cartel de países productores cree que los peores temores de una guerra comercial sin cuartel se han despejado en las últimas semanas, y ha elevado su previsión de crecimiento global para este año al 3%. “A medida que la economía mundial se acerca al final de 2025, la incertidumbre ha disminuido tras el firma de acuerdos comerciales entre Estados Unidos y la UE, Japón, Corea del Sur, Indonesia, Filipinas, Camboya y Tailandia, además de los acuerdos previamente alcanzados con el Reino Unido y Vietnam”, enumera.
En un contexto de caída de los precios —el barril de Brent, de referencia en Europa, cotiza a 65 dólares, un 20% menos que hace 12 meses—, la OPEP sitúa a China, la India y a otros países asiáticos como las zonas donde más crecerá la demanda en 2026, frente a la atonía de Europa y Rusia, donde las tasas de aumento serán mínimas.
Pese a que el presidente de EE UU, Donald Trump, llegó a la Casa Blanca con un mensaje muy favorable a aumentar la producción de petróleo y llenar “hasta el tope” las reservas estratégicas de crudo, los pronósticos de la OPEP indican “un menor impulso en las actividades de perforación” en Estados Unidos. También en otros productores fuera del grupo, donde la oferta crecerá menos. Eso facilitaría a priori, el plan de la OPEP de bombear más barriles para recuperar cuota de mercado, tras años de recortes destinados a mantener a flote los precios.
La Administración de Información Energética estadounidense (EIA, por sus siglas en inglés), ya indicó en junio que la producción del país disminuiría en 50.000 barriles diarios a finales de 2026, hasta situarse en 13,37 millones de barriles al día, su primera disminución desde 2021, cuando la pandemia afectó a la producción. El entorno de bajos precios del petróleo está desincentivando la inversión, lo cual ha reducido el número de plataformas en 33 en las últimas seis semanas, hasta 442, el nivel más bajo desde octubre de 2021. Otras lecturas más favorables insisten, en cambio, en que la producción de crudo de esquisto, más compleja porque los pozos se deterioran más rápido, está aguantando sorprendentemente bien la caída de los precios en los mercados internacionales, y se está volviendo más eficiente en costes.
Cumbre en Alaska
La versión ampliada del cartel —la llamada OPEP+, que también incluye a Rusia— está en otra fase, la de ampliar su producción. Y podría anunciar nuevos incrementos en su reunión del próximo 7 de septiembre, cuando revisará su política de bombeos. El organismo, con sede en Viena y liderado por Arabia Saudí, acordó el 5 de julio aumentar la producción en 547.000 barriles por día en agosto, acelerando aún más los aumentos de producción en su primera reunión desde los ataques israelíes y estadounidenses a Irán, que provocaron violentos vaivenes en el precio del barril. Con los últimos incrementos, la organización ha revertido ya los recortes voluntarios de 2,2 millones de barriles diarios puestos en marcha en 2023.
El mercado estará también muy atento a lo que suceda el viernes en el cara a cara entre Donald Trump y su homólogo ruso, Vladímir Putin, que se reunirán en Alaska para hablar de la guerra en Ucrania. Cualquier atisbo de desescalada podría seguir haciendo caer los precios del petróleo, al interpretar el mercado que mejoran las garantías de suministro energético. Por el contrario, un fiasco que trajera de nuevo a la mesa la posibilidad de nuevas sanciones supondría posiblemente un encarecimiento del precio del barril.