Ignacio González (Aecoc): “El absentismo nos cuesta 33.000 millones: eso es el PIB de un país entero” | Empresas
La cadena agroalimentaria ha superado lo peor de la crisis inflacionaria, y los buenos datos de consumo parecen anticipar un cierre de año positivo para las empresas del sector del gran consumo. Pero en la otra cara de la moneda hay asuntos que centran las preocupaciones, como el impacto de los aranceles de Estados Unidos, o un déficit de productividad que el presidente de la patronal Aecoc, Ignacio González, subraya como uno de los grandes problemas de la economía española. La asociación celebra en Valencia, en el recién estrenado Roig Arena, la 40ª edición de su congreso anual.
Pregunta. Tras las tensiones que la crisis inflacionaria generó en la cadena, ¿cómo analiza el momento del sector del gran consumo?
Respuesta. Estamos acostumbrados a las tormentas. Ahora mismo la inflación ha dejado de ser problema central, el último dato del IPC alimentario era de un 2,4%, aunque a nivel general ya está en el 3% y eso afecta a todo lo que está indexado al índice. Quizá no nos hemos quitado todavía de forma absoluta esas preocupaciones. Y a ello se añade el tema de los aranceles de Estados Unidos. Lo que podemos afirmar, con lo que sabemos, es que el 15% no es una buena noticia respecto a lo que había antes, pero es algo que nos deja trabajar. El aceite, que es el sector más afectado, está creciendo un 5% en litros. Parece que el sector aguanta por ahora, y lo que hay que intentar es buscar otros mercados que sean capaces de compensar esto, como Mercosur.
P. Otro sector afectado es, por ejemplo, el vino. ¿Qué impacto están teniendo ahí los aranceles?
R. Para el vino, que exporta unos 300 millones de euros a EE UU, en torno a un tercio que el aceite, es pronto para afirmar algo. El envío de mercancía antes de su implantación fue fuerte, y aún hay mercancía comprada a precio antiguo.
P. Habla de Mercosur, un acuerdo que suscita algunas dudas entre sectores alimentarios. ¿Ustedes apoyan su aprobación definitiva?
R. Creemos que es una alternativa que hay que explorar si los volúmenes en EE UU empiezan a frenare. Los acuerdos comerciales son la manera para que el comercio internacional crezca. Y las reglas a las que estábamos acostumbrados han cambiado. Si se abre otro mercado, como Mercosur, habrá exportaciones e importaciones, y si estas son con las reglas de juego de Europa, yo creo que será algo positivo.
P. ¿Las administraciones están apoyando a las empresas del sector en esta búsqueda de mercados?
R. El ICEX hace un trabajo muy positivo. Sustituir un mercado de 300 millones de consumidores, con un poder adquisitivo tan alto y un gasto en alimentación tan importante, es muy complicado. También hay muchas asociaciones trabajando para encontrar distribuidores en ciertas geografías. Hay apoyo, pero es complicado. Dicho esto, EE UU supone el 3% de las exportaciones agroalimentarias españolas.
P. ¿El crecimiento del consumo y la menor inflación lleva a una recuperación total de los márgenes en el sector?
R. El consumo está creciendo un 4%, que es algo muy positivo, y lo está haciendo también en volumen. Si lo comparas con nuestros vecinos, es una situación muy buena. Hay una recuperación general de la situación prepandemia, y ese mayor consumo también ha cambiado su composición: hay más marca de distribución, menos de fabricante, y entre los canales triunfa el supermercado de proximidad, tanto regional como de cadenas nacionales. Estamos en una situación ya recuperada frente a antes de la pandemia.
P. ¿Les sorprende el buen momento del consumo?
R. Hay factores que están ayudando. El crecimiento de población: hoy España tiene medio millón de habitantes más que el año pasado. El incremento del ahorro, aunque tiene un mensaje doble: que el poder adquisitivo ha mejorado, pero que la confianza del consumidor no es total, porque hay algunos nubarrones en el horizonte, como el acceso a la vivienda y el futuro del mercado de trabajo, que condicionan cosas como el endeudamiento de las familias, que es bajo.
P. ¿Qué problemas identifica en el mercado de trabajo?
R. La productividad es la única manera de que los salarios crezcan al nivel de Europa. Solo trabajando en ella, podremos conseguir que las condiciones de la gente mejoren. El absentismo es una parte de ese problema, porque hoy es un 50% más alto que en 2019 y las cosas no han cambiado tanto. Defendemos que hay que crear un diálogo social al más alto nivel entre sindicatos, empresas y el Gobierno para atacar el absentismo, que le cuesta a este país 33.000 millones al año: la mitad lo pagan las empresas, y la otra, el sistema. Es una factura inmensa, es el PIB de un país y se está yendo por la ventana.
P. La reducción de jornada no ha salido adelante. ¿Les tranquiliza?
R. Reducir la jornada no es una manera de incrementar la productividad. Lo que siempre hemos demandado es atacar el problema en su conjunto, y no con medidas aisladas. Problemas complejos como este requieren medidas múltiples y a largo plazo: que la FP tenga más éxito, la inversión en digitalización…
P. La reducción de jornada sí es algo que se está tratando en la negociación de convenios.
R. Nosotros nunca hemos estado en contra, pero hay que meterlo dentro de una discusión mucho más grande. No podemos estar en contra de que la gente viva mejor. Pero no puede ser el único tema. Cuando en 2025 tienes un 50% más de absentismo que en 2019, algo está pasando.
P. El FMI proyecta que España será de nuevo la gran economía que más crecerá. ¿Prevén que siga reflejándose en el consumo?
R. No hay nada que nos diga que el consumo se vaya a parar. Hay más población, tienes un sector turístico que sigue creciendo, con un gasto que crece casi un 10%. Siempre hemos dicho que queremos un modelo turístico de más valor y estamos en el camino.
P. ¿Cómo prevén la campaña de Navidad?
R. El gasto en verano se resintió un poco, pero entre los factores que comentaba, y que el consumo sigue con dinamismo, creemos que la Navidad será buena.
