
EUROBASKET: El capitán Willy Hernangómez, gimnasio, sonrisa y reseteo | Baloncesto | Deportes
No hay grises en la vida ni en el baloncesto de Willy Hernangómez (Madrid; 31 años), suplente irredento en el Barcelona o líder y capitán de la selección española para el próximo Eurobasket, del 27 de agosto al 14 de septiembre. De problema y algo menos que actor secundario en el club azulgrana a solución y primer espada con la elástica de España, ya que está por delante de Ndiaye y Sima, sus compañeros de posición y viaje. “Han sido dos años duros en el Palau, quizá peor incluso el segundo, pero Willy tiene la gran habilidad de resetear mentalmente y volver al parqué como si nada. Es algo que tiene desde siempre, una virtud”, deslizan desde su entorno, al tiempo que ponen el ejemplo de que en la NBA podía estar dos semanas sin jugar para luego rendir como el que más cuando le daban la ocasión, algo que también se ha visto en el Barcelona aunque en menor medida. “Es cierto que no ha tenido demasiada regularidad a la hora de jugar durante bastantes años, ya sea en la NBA o en el Barcelona”, se suman desde su círculo próximo; “pero siempre vio a la selección española como un refugio, un lugar donde expandirse”. Y bien que lo hizo en el último Eurobasket, MVP de la competición y campeón.
Fichado hace dos cursos por el Barcelona para ser el jugador franquicia del equipo tras el adiós forzoso de Mirotic —el club no podía pagar su ficha—, Willy salió perdiendo en la comparación y desde el club pronto entendieron que no era la apuesta ganadora, pues en el primer año ya le advirtieron por dos veces que debía aplicarse en defensa, que esto no era la NBA —llegaba de los Pelicans— y que en Europa los puntos costaban lo suyo, por más que a él no tanto fabricarlos en la canasta rival. Se siseaba, además, que era tan amable con todos como poco comprometido con el proyecto, al menos cuando vio que no era titular. “Es un buen profesional”, responde una voz autorizada del Barcelona.
Durante esa primera temporada, en cualquier caso, Hernangómez no hizo migas con Roger Grimau, que entendía a Vesely como el pívot titular, siempre fiable, al punto de que todo acabó de mala manera, pues el jugador, en un descanso europeo ante el Mónaco, llegó a soltarle: “No me comas la oreja, te quedan dos telediarios”. Y así era. Pero con Joan Peñarroya, su recambio en el banquillo durante este ejercicio y también en el que está por venir, la situación ha ido a peor, ya que ha jugado menos minutos, a la sombra de Vesely y también de Fall, incluso del ala-pívot Metu en ocasiones. De ahí que con 16,17 minutos de media por duelo en la ACB, tenga a 11 jugadores por delante, también que se haya quedado en un escueto valor de 8 puntos por envite.
“Es un poco happy”, explican desde la entidad azulgrana, en referencia a que en ocasiones no entiende que debe luchar cada bola en cada encuentro, que es blando en defensa. De ahí que desde el club le busquen una salida con empeño para rentabilizar el fichaje —le queda un año más de contrato—, aunque hasta el momento no hay forma de resolver el sudoku, pues puede haber equipos interesados, aunque no tanto como para pagar traspaso y afrontar su generoso sueldo —Willy cobra 4,5 millones de euros anuales, más que ningún otro—, estipendio al que el jugador no va a renunciar como tampoco a su deseo de triunfar en el Palau. “Quiere demostrar que tiene sitio en el Barcelona”, deslizan desde el entorno del pívot. Cosa que con España no le falta.
La falta de continuidad en sus equipos no se da con la camiseta de España, pues desde el Eurobasket de 2015 no ha faltado a una gran cita. De niño a hombre.
“Quién me iba a decir cuando empecé con Scariolo que iba a poder ser capitán de La Familia. Más que una responsabilidad, es un orgullo. Poder transmitir lo que ha aprendido de otros es el legado”, resolvió Willy en referencia a mentores suyos como Llull, Rudy y Sergio Rodríguez, entre otros; “Scariolo me ha visto debutar y ahora ser capitán es un extra de motivación para mí”. Y no son palabras baladíes, ya que desde noviembre Willy se ha machado en el gimnasio, casi siempre en el de Ricky Rubio en Badalona antes que en el de su casa, también en Madrid, en el Consejo Superior de Deportes, acabada la temporada.
Resulta que cuando Willy se fue a Estados Unidos, se puso a tono durante años con el preparador físico David Antona, exatleta de salto de altura que trabaja con Paula Badosa o Javi Galán, entre otros. Pero cuando fichó por el Barcelona, pensó que ya no le haría falta, que le valía con su talento. Equivocó el tiro. Pero la escasez de minutos y la ilusión del Eurobasket le hicieron replantearse la situación y entender que su mejor versión va de la mano con su mejor forma física, velocidad, explosividad y fondo. “Ha recuperado los hábitos del pasado y está fino, fuerte, a tope”, celebran desde su entorno.
“Ha sido un verano para disfrutar, pero también para entrenar y despejar la mente”, convino el pívot. Pero la exigencia del Barça también es la de Scariolo. “Todo parte de su nivel de autoexigencia, de aportar al equipo en el rebote y la defensa, faceta en la que brilla menos pero que son decisivas, y no solo en su capacidad anotadora”, resolvió el seleccionador. “Creo que el valor del sacrificio y la disciplina es fundamental, pero sobre todo creo en el pasarlo bien, el divertirse”, respondió Hernangómez, que atiende al técnico como a ningún otro porque sus palabras le llegan y le hacen mejor, como se vio en el pasado Eurobasket. “Scariolo le conoce muy bien. Aunque a veces también saltan chispas, sabe cómo y dónde apretarle, sabe lo que quiere de él y cómo lo va a usar”, explican desde su círculo próximo. Quizá esa sea la clave y no la camiseta que usa. Sea como sea, Willy está en forma para el reto europeo.