Empiezan las clases y se acumulan los gastos: qué considerar antes de endeudarse para la universidad | Mercados Financieros
Septiembre significa la vuelta al cole, pero para muchos universitarios este mes implica algo más que asistir a las aulas. Supone un coste económico, en particular si se trata de una carrera en universidad privada, un postgrado o, sobre todo, si implica vivir fuera del domicilio familiar. El coste medio para un curso académico ronda los 10.000 euros al año, según un estudio de la plataforma Raisin que incluye matrícula, alquiler y otros gastos. Para sufragarlos, las familias que no disponen de ahorros pueden recurrir a préstamos bancarios. Pero los expertos aconsejan ser muy cautelosos para evitar caer en la ilusión de un crédito fácil, en especial ante el aumento de ofertas que pueden cubrir miles de euros.
“Los préstamos iban dirigidos en los años 2000 principalmente a cursos de posgrado y másteres, con importes de entre 3.000 y 6.000 euros, pero en la última década ha crecido enormemente la oferta de crédito para carreras completas en universidades privadas, cuyos costos totales oscilan entre 30.000 y 80.000 euros”, contextualiza el economista Javier Blancas, directivo de la Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros (Adicae). Por eso, señala, “la primera cuestión para el estudiante es valorar a fondo si merece la pena financiar determinados estudios”.
“El préstamo se pide cuando se han agotado todas las vías de ayudas, como becas o financiación desde la propia institución de enseñanza”, añade Enrique Flores, analista del Consejo General de Economistas. El Estado ha destinado este curso 2.200 millones de euros en becas para alumnos de estudios superiores, con ayudas específicas para el pago de la matrícula o para la mudanza de residencia, en caso de los jóvenes procedentes de zonas rurales que deseen estudiar en la ciudad. Sin embargo, según Raisin, las becas estudiantiles rondan de media los 260 euros al mes, lo que supone apenas uno de cada cuatro euros de lo que deben aportar los estudiantes.
Si hay que acudir a los bancos, el primer paso es comparar los tipos de interés. Si bien alguna línea de crédito destinada exclusivamente al pago de matrícula ofrece tipos cero, los préstamos son normalmente fijos (aunque haya alternativas con tipos variables) y están entre el 5% y el 10% TAE, en función de varios factores, como el historial de crédito. Un interés elevado comparado a otras inversiones, como la compra del automóvil, con un tipo fijo del 4% o 5%, y cercano al de los créditos al consumo.
Además, los plazos de amortización oscilan entre los seis y diez años, lo que para los estudiantes de grado supone pagar al banco mientras siguen con los estudios. Por eso, desde Adicae, se recomienda que se haga el préstamo a nombre de los padres o tutores. “Como en España estos créditos para estudios son de garantía personal, el titular debe contar con ingresos propios, que normalmente corresponden a los padres o tutores del alumno”, Blancas.
Algunas entidades, como Santander y Caixabank, disponen de préstamos especializados que aplazan el pago de la deuda en otros cinco o seis años y cobran en ese período solamente los intereses, lo que se llama período de carencia. Un periodo que, en teoría, da la posibilidad de hacer frente a su pago una vez se haya encontrado empleo, una práctica común en países como Estados Unidos. En la primera economía del mundo, los altos costos de las matrículas y la facilidad de acceso al crédito han convertido la deuda estudiantil respaldada por el estado en un efecto bola de nieve que cuesta un 1,6 billones de dólares (1,36 billones de euros) para las arcas públicas.
Así, en caso de tener que el estudiante deba pagar el préstamo con su propio sueldo, es preciso “elaborar una planificación financiera con margen para imprevistos”, señala Flores. Para el analista del Consejo General de Economistas el esfuerzo para pagar el préstamo no debe superar el 35% de los ingresos previsibles a corto plazo. La oficina estadística europea (Eurostat) estimó en 2024 que el 84% de los titulados universitarios en España tenían un empleo dentro de los primeros tres años en el mercado. Prever el sueldo al principio de la vida laboral es otra tarea que exige cautela.
Entre las ofertas que los grandes bancos españoles tienen en el mercado, se encuentra el préstamo para carrera de Santander, con un interés referenciado al Euribor a 12 meses más un diferencial de hasta el 5,95%, un plazo de amortización de hasta 10 años y un período de carencia de hasta 6 años. Otra opción es el préstamo de MicroBank, el banco social de Caixabank, con interés fijo, un plazo de amortización de hasta 6 años y un período de carencia de algo más de 4 años. Por su parte, en Bankinter los tipos también son fijos, con un plazo máximo de amortización de 10 años sin período de carencia.
