¿Cuánto cuestan los seguros médicos en Europa? Las pólizas son hasta un 66% más caras que en España | Empresas
Casi 13 millones de españoles cuentan con un seguro privado de salud. Este tipo de póliza se ha convertido en una de las mayores fuentes de ingresos para el sector asegurador. A los jugadores tradicionales (Adeslas, Asisa, Sanitas o DKV) se han ido incorporando más y más compañías que quieren una parte del pastel. Pero los precios de entrada han ido cayendo y el sistema empieza a mostrar sus costuras. El coste de este tipo de servicios es en España muy inferior al de otros países comparables. La llegada masiva de nuevos pacientes empieza a colapsar también la sanidad privada y a deteriorar la calidad del servicio.
La Universidad Complutense de Madrid, a través de la cátedra de salud sostenible, ha realizado un estudio comparativo con el coste de las pólizas de salud en Italia, Portugal, Reino Unido y Suiza. Una de las principales conclusiones del estudio es que “España se ha convertido en el país europeo con los seguros de salud privados más asequibles y de los que ofrecen mayores coberturas”, explica Sonia Juárez, directora de la cátedra, impulsada por la Alianza de la Sanidad Privada Española (ASPE).
La metodología del análisis ha consistido en definir tres perfiles tipo de cliente (mujer de 30 años, hombre de 45 años y hombre de 70 años) y solicitar precios de seguros médicos en las tres principales compañías de los mencionados países. Luego, se han ido ajustando el tipo de ofertas, para homogeneizar las coberturas, los tiempos de carencia y otras circunstancias que afectan al precio.
Los autores han observado que en España se pagarían en los citados perfiles una prima media mensual de 116 euros, mientras que en Portugal habría que abonar 189 euros, en Italia 171 euros y en Reino Unido 254.
Como el nivel de vida es muy diferente en estos países, los investigadores han ajustado los resultados en relación al PIB per capita. Y las diferencias siguen siendo enormes. Así, los británicos pagan mensualmente un 48% más que los españoles (tras esa corrección), los italianos un 26% más y los portugueses y los suizos más del doble. Por término medio, un 66% más.
Daniel Pallarés, autor del informe, explica que han excluido países como Francia, Alemania o Bélgica “porque tienen un sistema demasiado distinto al español, con unas interrelaciones entre la sanidad pública y la privada muy especiales”.
En el caso del modelo español, uno de los factores que más ha impulsado el desarrollo de los seguros médicos privados ha sido la penetración de las pólizas colectivas: aquellas que una empresa contrata en beneficio de su plantilla. Más del 50% de todas las pólizas de salud tienen este origen, mientras que en Reino Unido o Suiza es algo marginal.
Otra característica propia del sistema español es el modelo Muface, por el que la Administración ofrece a sus funcionarios la posibilidad de contar con sanidad pública o privada. Este consorcio estuvo a punto de colapsar puesto que las aseguradoras que participaban exigían mayores primas. Finalmente Adeslas y Asisa acabaron presentándose al concurso, que garantiza la prestación sanitaria a un millón de empleados públicos y familiares. Eso sí, previa subida del 41,2% en lo que cobran por persona.
Para Carlos Rus, presidente de Aspe (que agrupa a hospitales y aseguradoras), el estudio pone de relieve que “la carrera de precios a la baja que se ha vivido en los seguros de salud es insostenible, porque está tensionando el modelo y deteriorando la calidad de la prestación para millones de pacientes”, apunta. “Lo barato puede salir caro en sanidad, y recortar en primas es comprometer la innovación, la seguridad clínica y la tranquilidad de los pacientes”, asegura.
Las guerras de precios en los seguros médicos comenzaron hace una década, coincidiendo con el bum de este tipo de coberturas. Algunas compañías llegaban a ofrecer pólizas a solo 29,9 euros al mes. En 2017, el seguro médico más demandado, el de cuadro médico sin copago, vivió una caída del precio del 14%. Y las compañías proponían ofertas de renovación con una mejoría del 25%.
La pandemia lo trastocó todo, aunque solo temporalmente. En 2020, se atendieron a muchos menos pacientes. Toda la sanidad estaba concentrada en combatir el Covid 19. Eso fue un alivio para las compañías de seguros. Pero en 2022 vino la otra cara de la moneda, con una fuerte subida de la inflación, que acabó obligando a las aseguradoras a subir las pólizas de salud. “Pero, aún así, las primas que se pagan son claramente insuficientes”, apunta Pallarés, el autor del estudio.
Esta infrafinaciación del sistema de seguros privados acaba permeando sobre la pura asistencia médica. El año pasado, Competencia recibió un aluvión de quejas de médicos y clínicas por las fuertes presiones que reciben por parte de los grandes grupos aseguradores a la hora de fijar las tarifas.
Esto ocurre especialmente en la atención a los pacientes que proceden de Muface y del resto de mutualidades administrativas. En muchos municipios de tamaño medio, son el mayor colectivo con seguros privados y de ellos depende la viabilidad de pequeños hospitales, clínicas y consultas privadas. Los médicos denuncian que lo que cobran por parte de Adeslas y Asisa apenas se ha ajustado en los últimos años y que tienen una situación crítica.
En muchos casos, los médicos se acaban viendo en medio de dos grupos muy poderosos. Por un lado, las grandes compañías de seguros médicos, que controlan la mayor parte del mercado. Y, por otro lado, los grandes grupos hospitalarios (como Quirón o HM Hospitales), que han crecido mucho en los últimos años. El doctor Ignacio Guerrero, un oftalmólogo sevillano, es el presidente de la Unión Profesional de Médicos de Ejercicio Libre (una asociación de médicos independientes), explica que “entre unos y otros nos tienen asfixiados, y cada vez escucho a más compañeros que me dicen que van a tener que cerrar la consulta si no cambian las cosas”.
Pallarés recuerda que en varios estudios internacionales se ha puesto de manifiesto que “los tratamientos hospitalarios en España son los que tienen los costes más bajos”. Esa revisión se ha hecho para operaciones del corazón, de cadera, apendicitis, cesáreas… La clave son las estancias hospitalarias más cortas, la negociación centralizada con proveedores y “racionalización de los recursos”. En los tratamientos ambulatorios también España está entre los países más baratos analizados.
