El oro no tiene techo ni rival y roza los 4.000 dólares: institucionales y especuladores también se suman al rally | Mercados Financieros
En plena fiebre por los criptoactivos, cuando en 2023 y 2024 multiplicaron su valor, cundió la idea de que el bitcoin podría llegar a convertirse en el nuevo oro, el activo refugio indiscutible al que asignar de forma obligada una parte de la cartera, por delante incluso del metal precioso. Pero ahora que el mundo está envuelto una vorágine de riesgo geopolítico, con el dólar perdiendo brillo como referencia global, el oro recupera su trono de forma indiscutible. El bitcoin también ha marcado máximos históricos esta semana, con un alza en el año que se acerca al 20%, pero el metal precioso está en subida libre y no tiene rival. Es el activo que mejor se comporta en lo que va de 2025, con una revalorización del 50%, y su ascenso promete continuar ya que los factores estructurales que lo han propiciado no apuntan a cambiar mientras se añade un acelerador más: el interés de los inversores institucionales y también el de los más especulativos, incluidos particulares, aquellos que en otros momentos compraban criptodivisas.
El oro está en su tercer ejercicio de ascensos y entre 2024 y 2025 prácticamente ha duplicado su valor, pulverizando récord tras récord hasta cotizar en la actualidad al filo de los 4.000 dólares la onza. Las compras de los bancos centrales han sido un primer factor determinante para el rally, las autoridades monetarias están amasando oro como vía con la que diversificar y rebajar su dependencia del dólar e incluso, llegado el caso, de evitar las sanciones de EE UU. La expectativa de rebajas de tipos de interés en EE UU, y de descenso en los tipos de interés reales, son otro elemento a favor del oro. Así, puede compensar más tener oro cuando la rentabilidad de los bonos es menor y cuando además la inflación continúa al acecho. Además, el dólar está en retroceso con las medidas económicas de Donald Trump, lo que da más brillo al oro como refugio. “El coste de oportunidad de mantener oro está disminuyendo gracias a la caída de los tipos de interés reales en EE UU, mientras que las expectativas de una mayor debilidad generalizada del dólar estadounidense suponen otro factor favorable para el oro”, defiende UBS.
A estos factores se añade la constante inestabilidad geopolítica, siempre caldo de cultivo propicio para la apreciación del metal precioso. De hecho, el oro se ha situado esta semana por primera vez al filo de los 4.000 dólares coincidiendo con la inquietud por el cierre parcial del Gobierno federal en EE UU y con la enésima crisis política en Francia, tras la dimisión del primer ministro Sébastien Lecornu. Pero a todos estos elementos, que alientan desde hace meses en mayor o menor medida la apreciación del oro, se añade en las últimas semanas un catalizador más, la irrupción en este mercado de los inversores institucionales y también de los especulativos.
UBS acaba de ajustar al alza su previsión central para el oro desde los 3.800 dólares que apuntaba para diciembre, y que ya han sido superados, hasta los 4.200 en los próximos meses, incluyendo un escenario más alcista en el que podría llegar a los 4.700 dólares. El banco suizo reconoce que esa nueva estimación “se debe principalmente a las nuevas compras de ETF, en particular por parte de compradores institucionales, al tiempo que la confianza en otros activos de diversificación tradicionales sigue erosionándose”. Y Goldman Sachs apunta a “un posicionamiento especulativo más fuerte” entre los motivos de la aceleración del oro en los últimos días, junto al rápido aumento de las tenencias de ETF de oro occidentales y la probable reactivación de la demanda de los bancos centrales tras la pausa estacional del verano.
Para Kerstin Hottner, jefe de materias primas y gestor de Vontobel, “es probable que el precio del oro se mantenga respaldado debido a factores cíclicos, como nuevos recortes de tasas de interés por parte de la Reserva Federal, desencadenados por un debilitamiento del mercado laboral en EE UU y riesgos de crecimiento derivados de nuevos aranceles estadounidenses”. Señala también factores estructurales, como la alta tensión geopolítica, las preocupaciones sobre la independencia de la Reserva Federal y el creciente endeudamiento de EE UU, que “apuntan a una demanda sostenida por parte de inversores y bancos centrales”. “Además, los fuertes flujos hacia ETFs y el aumento de la demanda de inversión por parte de inversores privados proporcionan un impulso adicional, ya que incluso pequeños reajustes de carteras hacia el oro podrían desbloquear un potencial alcista significativo”, concluye.
Kenneth Griffin, el multimillonario inversor y director de la firma de inversiones Citadel, señaló esta semana en una entrevista a Bloomberg que los inversores están empezando a ver al oro como un activo refugio más seguro que el dólar. “La gente busca formas de desdolarizar eficazmente o reducir el riesgo de sus carteras frente al riesgo soberano de EE. UU”, aseguró. Goldman Sachs calcula que cada 100 toneladas de compras netas de oro por parte de los principales actores del mercado (ETF, bancos centrales y especuladores) se corresponde con un incremento de entre el 1,5% y el 2% en el precio del oro.
“Nada parece detener el repunte en los mercados del oro y la plata”, añade Carsten Menke, director de Next Generation jefe de investigación de Next Generation de Julius Baer. Así, con el atractivo de su uso industrial y contagiada por el repunte del oro, la plata se revaloriza en el año más del 60% y ha alcanzado máximos no vistos desde 1980, cada vez más cerca de los 50 dólares por onza.
Pedro del Pozo, director de inversiones financieras de Mutualidad, prevé que el oro continúe en zona de máximos durante un tiempo. “Se puede hablar, sin exagerar, de un auténtico boom. El oro ha vuelto a asumir su papel histórico: es el principal activo refugio”, asegura, al tiempo que advierte de que el hecho de que el oro se mantenga tan alto “debe interpretarse como una medida de precaución. Una señal que invita a pensar que los activos con mayor riesgo podrían estar mostrando cierta dislocación con respecto a la percepción real de incertidumbre. Dicho de otro modo: los metales preciosos estarían absorbiendo, en términos simbólicos, la tensión que el resto del mercado prefiere no mostrar”.
