Lagarde vislumbra la meta mientras Powell reemprende las bajadas de tipos, espoleado por Trump | Mercados Financieros

Christine Lagarde no llevaba en la rueda de prensa de ayer el búho en la solapa que exhibió en su llegada a la presidencia del BCE, pero se mostró una vez más fiel a la vocación observadora que defiende en cada reunión del Consejo de Gobierno. Y el análisis de los datos económicos de la zona euro no deja, de momento, lugar a debates entre halcones y palomas: se ha llegado al punto de equilibrio deseado, con una inflación controlada y un crecimiento aceptable, sostenido por una sólida demanda interna. El mercado asume que no va a haber cambios en los tipos de interés en bastante tiempo y que el ciclo ha concluido. En EE UU, en cambio, un mercado laboral en proceso de deterioro presionan para abordar más rebajas de tipos; por más que la inflación siga al borde del 3%, el tipo nominal es el doble que en la zona euro. El recorte de la semana próxima se da por hecho y el mercado aventura otros dos recortes más antes de que acabe el año.

En la zona euro, los tipos se mantienen en el 2% después de que el Consejo de Gobierno del BCE decidiera este jueves dejarlos sin cambios. Y en EE UU están en la horquilla de entre el 4% y el 4,25%. La brecha monetaria entre ambas economías persiste pero, sobre todo, ahora se hace más evidente que el BCE inicia un nuevo ciclo, al tiempo que la Fed está lejos de haber revertido las alzas de tipos con las que reaccionó a la espiral inflacionaria que sucedió a la pandemia. Agitación en la Fed frente a calma chicha en los movimientos del BCE.

El BCE, en el punto de llegada

El BCE llegó a la reunión de este jueves con una tasa de paro en la zona euro que ronda mínimos históricos y con el IPC en el 2,1% en tasa interanual. Su presidenta Christine Lagarde se permitió lanzar un mensaje optimista, al reconocer que las incertidumbres sobre el comercio mundial han remitido —la UE ya alcanzó un acuerdo con EE UU y aceptó un arancel del 15% sobre sus exportaciones — y que “los riesgos para el crecimiento están más equilibrados”. Así, el BCE ha mejorado su previsión de crecimiento para este año en la zona euro al 1,2%, desde el 0,9% de las estimaciones de junio. Según Francisco Quintana, director de estrategia de inversión de ING, “el BCE se ha mostrado muy optimista con el estado actual de la economía europea. Eso reduce la probabilidad de recortes en octubre y explica el repunte del euro tras este anuncio”.

El debilitamiento del crecimiento por la guerra comercial no parece por tanto motivo para una próxima rebaja de tipos. Lagarde ha destacado la fortaleza de la demanda doméstica y ha avanzado que la baja tasa de paro, ahora en el 6,2%, y la gran cantidad de ahorro acumulado deberían impulsar el consumo en los próximos meses. En cuanto a la inflación, cuyo control es el mandato exclusivo del BCE, quedará este año en el 2,1%; en el 1,7% en 2026 y en el 1,9% en 2027, según las nuevas estimaciones anunciadas por el BCE, sin apenas cambios respecto a las de junio. “El proceso de desinflación ha terminado”, declaró este jueves Lagarde, que asegura que la inflación “está donde queremos que esté”.

Sin cambios a la vista

Lagarde evitó una vez más avanzar próximos movimientos, recordando que todo dependerá de los datos. La expectación por conocer la hoja de ruta del BCE sobre los tipos ya no es la de antes, el BCE insiste en que no hay una senda predeterminada y el mercado ya ni parece esperarla. Konstantin Veit, gestor de Pimco, la mayor gestora de renta fija del mundo, afirma que “es de suponer que el ciclo de recortes del BCE ha concluido, con la inflación en el objetivo y un crecimiento resistente en niveles similares a los de la tendencia”.

Lagarde expuso que los riesgos están equilibrados, ahora más que en junio, cuando el banco central contemplaba mayores amenazas. Los tipos están bien donde están para el BCE aunque en ese equilibrio de riesgos mencionado por Lagarde, bien podrían bajar o subir. Así, por un lado, según expone el BCE, podría darse un nuevo empeoramiento de las relaciones comerciales, lastrando las exportaciones, la inversión y el consumo y deteriorando la confianza de los inversores y, por tanto, encarecimiento los costes de financiación. Un euro más fuerte podría también reducir la inflación más de lo previsto. Serían las razones por tanto para abonar un recorte de tipos.

Por el contrario, según expone el BCE en ese equilibrio de riesgos, el mayor gasto previsto en defensa e infraestructuras contribuyen al crecimiento. También lo favorecerían la resolución más rápida de lo esperado de las tensiones geopolíticas y las disputas comerciales. Y en cuanto a la inflación, el aumento del gasto en defensa e infraestructuras también podría elevar la inflación a medio plazo, junto a fenómenos meteorológicos extremos que encarezcan los alimentos más de lo previsto. En el otro extremo de la balanza de riesgos, esas serían las razones para otra subida de tipos.

Para Luke Bartholomew, economista jefe adjunto de Aberdeen Investments, las previsiones económicas del BCE “parecen, en términos generales, coherentes con la idea de que este ciclo de flexibilización ha llegado a su fin. Seguimos considerando que el próximo movimiento será probablemente una subida de tipos en lugar de una bajada, aunque esto aún podría tardar en materializarse”. De momento, el mercado de futuros no da opción alguna a esa subida y concede apenas un 16% de probabilidades a un recorte en diciembre, porcentaje que era del 26% antes de la reunión de este jueves. Sandra Rhouma, vicepresidenta y economista europea del equipo de Renta Fija de AllianceBernstein, contempla en cambio Un recorte más antes de que termine el año, aunque reconoce que “el listón está alto. El BCE ya ha aplicado casi todas las medidas de relajación y, naturalmente, para aplicar recortes adicionales se necesitan pruebas más convincentes”.

Más recortes en la Fed

En paralelo al discurso de Lagarde, EE UU publicaba este jueves el dato de inflación de agosto. Estuvo en línea con lo esperado: el IPC se mantuvo en el 2,9% en tasa interanual y la subyacente, en el 3,1%. La inflación no está aún en el entorno del 2% deseado por la Fed pero al menos no se ha tensado aún más justo antes de la reunión que celebrará el banco central la próxima semana y de la que se espera un recorte de tipos, el primero desde diciembre. La Fed se prepara para reaccionar ante el deterioro del mercado laboral de EE UU, a la vista de los rotundos datos conocidos en las últimas semanas. La creación de empleo en agosto fue anémica, de apenas 22.000 puestos de trabajo no agrícolas, y la tasa de paro se situó en el 4,3%, la más alta desde octubre de 2021. Los datos ponen fin a cuatro años ininterrumpidos de creación de empleo en Estados Unidos y allanan el camino a los recortes de tipos, tanto que el mercado ya espera tres antes de que acabe el año.

Frente a la quietud que se espera del BCE, los futuros apuntan a una primera rebaja de la Fed el 17 de septiembre —con una probabilidad de recorte de medio punto del 11% y que era inexistente hace una semana—; conceden un 80,9% de opciones a un nuevo recorte en octubre y otro 77,4% en diciembre.

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